Cómo superar malos hábitos alimenticios

Para controlar los hábitos no saludables en la alimentación diaria, lo primero es evaluar la cantidad y calidad de lo que se ingiere, sin dejar de lado los gustos o preferencias. En segunda instancia, hay que cuidar el modo en que se come, ya que muchas veces se lo hace de manera automática sin tomar conciencia de ciertas conductas o prácticas saludables.
Para ello, te recomendamos sustituir tus malos hábitos por los siguientes:

Realizar cuatro comidas principales en horarios regulares, comenzando el día con un desayuno completo y una comida principal en el almuerzo. Reducir la ingesta por la tarde y la noche.
Diseñar el menú de almuerzo y cena con: Entrada (debe aportar volumen con pocas calorías, como ensaladas de hojas o sopas de verduras), plato principal (debe tener un aporte adecuado de proteínas, hidratos de carbono y grasas) y postre (solo si lo deseo y evitando repetir porciones).

Evitar el picoteo de alimentos fuera de las comidas. Solo se deben incluir colaciones si se necesitan y se registra sensación de hambre entre las comidas principales.
Preparar el lugar físico para comer: éste debe ser lo más agradable posible.
No realizar otras actividades mientras comemos, como trabajar o mirar televisión.
Evitar comer parados o en el mismo escritorio o lugar de trabajo, ya que comeremos estresados.

Evitar acompañamientos que agregan calorías extras al menú, como panes, grisines, bebidas azucaradas, aderezos, etc. Es mejor no dejarlos al alcance de la mano en la mesa.
Elegir líquidos sin calorías para acompañar las comidas, principalmente agua, jugos de frutas naturales con agua o bebidas bajas calorías.

Prestar atención a las porciones que nos servimos. Para eso, usar vajilla de tamaños medianos o pequeños y aportar volumen con alimentos ricos en fibra y agua, como las hojas verdes, los tomates frescos, etc.
Elegir y combinar en una misma comida alimentos que requieren mayor masticación, como alimentos frescos, cocidos o en trozos grandes.